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El cuento de la buena pipa: Cristina declaró en Cuadernos por Zoom y les cagó el relato a los jueces: “No hay una mínima prueba, todo es verso de arrepentidos truchos y Centeno el cartero mentiroso”!

 ¡Eeeh, pibes! Cristina Kirchner arrancó este miércoles su declaración indagatoria en el juicio oral de los Cuadernos por Zoom desde el Senado (porque “no tiene tiempo” de ir presencial), y la rompió en 40 minutos: dijo que no existe “una mínima prueba objetiva” de los delitos que le imputan, que todo se sostiene en los arrepentidos que “cantaron por plata y libertad”, que el cuaderno de Centeno es “más falso que billete de Monopoly” y que la causa es el lawfare madre de todas las causas. Los jueces del TOF 7 (que ahora van a dos audiencias por semana gracias al turbo de Casación) la escucharon calladitos mientras ella les recordó que ya la absolvieron en dos causas similares y que acá tampoco hay nada. Primera de cinco declaraciones por Zoom, después la quieren presencial.

El quilombo revienta con la ironía más K del siglo: la misma que aceleraron el juicio porque “ahora hay viento a favor” se topa con Cristina en modo abogada full, desarmando el expediente como si fuera un Lego berreta. Lo que era “pruebas irrefutables” ahora ella lo pinta como “cuento de arrepentidos que se contradicen entre sí y cambian la versión cada dos por tres”. Clásico Comodoro Py: cuando gobernaba ella, la causa volaba por los aires; cuando gobierna Milei, resucita y va a turbo… pero la jefa sigue declarando por Zoom como si estuviera en una juntada de WhatsApp.

El golpe pega en lo político pesado: si Cristina convence (o al menos siembra duda razonable), el juicio puede terminar en otra absolución y el relato anticorrupción mileísta se hace mierda antes de las legislativas 2027. Para los gorilas es “la impune de siempre”, para los K es “la perseguidora perseguida” y para los jueces es tener que bancarse cinco Zoom con la jefa explicando derecho penal como si fueran alumnos de primer año.

Yo, que vi más declaraciones por Zoom que juntadas de consorcio, te digo la posta: Cristina tiene razón en que la causa Cuadernos huele a chamuyo desde el día uno (cuadernos que aparecen y desaparecen, arrepentidos que cantan por un asado), pero también es la jefa de una banda que manejó la obra pública como kiosco familiar. Equilibrio piola: que declare todo lo que quiera, pero presencial como cualquier gil; si no hay prueba sólida, absolución ya; si la hay, condena y chau relato de víctima eterna. Total, al final los cuadernos terminan siendo el diario íntimo de Centeno y nada más.

¿Creés que Cristina termina absuelta otra vez o esta vez la prueba “mágicamente” aparece?

¿Declarar por Zoom cinco veces es privilegio VIP o derecho de senadora ocupada?

Contame tu visión, pibe: ¿Cuadernos es la causa madre de la corrupción o el lawfare madre de todas las causas? 




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