¡Eeeh, pibes! Javier Milei y el saliente ministro de Defensa, Luis Petri, encabezarán el 5 de diciembre en Río Cuarto, Córdoba, el acto por la llegada de los primeros seis aviones F-16 comprados a Dinamarca, marcando el fin de una década sin capacidad supersónica en la Fuerza Aérea; datos duros: los cazas vuelan piloteados por expertos yankees, con costo total >USD 300 millones (incluye entrenamiento y equipos), y operan temporalmente en Córdoba mientras la VI Brigada Aérea de Tandil se moderniza bajo estándares de EE.UU.
El bardo arranca con la logística: Petri pedirá prórroga en Diputados para jurar después y estar en el aterrizaje, su última movida en Defensa antes de un sucesor sin nombre; el acto suma a jefes de Estado Mayor Conjunto (Isaac), Fuerza Aérea (Valverde), Armada (Allievi) y Ejército (Presti), con los F-16 –que reemplazan A-4AR retirados en 2015– aterrizando en pista renovada de Río IV, mientras Tandil arma hangares nuevos y edificios enteros para la tech de última generación.
El golpe revienta en lo simbólico: Argentina recupera poder aéreo supersónico tras 10 años de vacío, pero depende de supervisión yankee para todo –ironía re caliente, Milei, que cortó con China por litio, ahora se alinea con Trump en F-16 mientras el dragado Salado se inunda por deudas nacionales.
Yo, que vi más compras de armas que presupuestos cumplidos, te digo la posta: la llegada de los F-16 inyecta orgullo aéreo y disuasión, pero si Tandil no se pone las pilas y el costo se come reservas, queda en chamuyo supersónico –equilibrio piola, sin chamuyo.
¿Creés que los F-16 salvan la soberanía aérea o clavan dependencia yankee?
¿Petri prorroga juramento por ego o por el show?
Contame tu visión, pibe: ¿Tandil listo en meses o años?

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