¡Eeeh, locura intergaláctica! El león habló ante los popes de Corporación América y soltó la bomba: después del 41-24 del 26-O, arranca la segunda etapa del gobierno con reformas a lo bestia, cinco anclas (fiscal, monetaria, cambiaria, geopolítica con Trump y política con el pueblo que dijo “no al pasado”) y la promesa de crecimiento tan brutal que “el mundo podría llegar a hablar de crecer a tasas argentinas” en vez de tasas chinas. Traducción: más desregulación, batalla cultural contra el socialismo siglo XXI, inversión que explota, salarios que suben y “ningún argentino vivió lo que viene ahora”. Abróchense los cinturones, dice, porque la noche pasó y asoman los rayitos de sol… pero todavía falta que baje la inflación y que el bolsillo lo sienta.
El quilombo revienta con la ironía más mileísta del año: el mismo que ajustó como nunca en campaña, dejó la economía en terapia intensiva un año y ahora, con medio Congreso en contra, vende que vamos a ser el nuevo milagro asiático porque “la gente eligió la libertad”. Lo que era “Viva la libertad carajo” con 300% de inflación ahora es “tasas argentinas carajo” con 2% mensual y crecimiento que todavía no arranca en el supermercado. Clásico chamuyo libertario: primero te cortan las piernas con la motosierra y después te venden que vas a correr la maratón más rápido que Usain Bolt.
El golpe pega en lo simbólico heavy: si las reformas second stage salen (más apertura, menos impuestos, alianza con EE.UU. para ordenar el continente), Milei se consagra como el padre del milagro argentino 2.0 y la oposición queda pintada; si se traba en el Congreso o la realidad pega el cachetazo (inflación que no baja del todo, recesión que aún duele), el relato de “tasas argentinas” termina siendo el nuevo “segundo semestre” macrista pero con peluca y gritos.
Yo, que vi más promesas de milagro económico que facturas en panadería de barrio, te digo la posta: si Milei logra que la inversión entre de verdad y la inflación se va al carajo, capaz que sí, nos comemos un boom histórico y hasta los K terminan aplaudiendo desde el llanto. Equilibrio piola: el rumbo es el correcto (déficit cero, apertura, batalla cultural), pero prometer tasas chinas argentinas con la pobreza todavía en 50% es chamuyo pesado si no baja ya el precio del asado. El 26-O dio aire, ahora que lo use para reformas reales y no para discursos de estadio.
¿Creés que en 2026 hablamos de tasas argentinas o volvemos a tasas zimbabuenses si se traba todo?
¿Milei logra el milagro o termina siendo otro verso de segundo semestre con peluca?
Contame tu visión, piberío de la tempestad: ¿las próximas reformas son el boom definitivo o más ajuste disfrazado de futuro radiante?

0 Comentarios