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Avenida Brasil: una novela poco romántica, balas, falopa y guerra narco

 ¡Eeeh, loco, se re pudrió todo! Río de Janeiro se convirtió en un campo de batalla como si fuera un superclásico con balas! Este martes 28 de octubre de 2025, la ciudad se despertó a puro café con leche (o lo que sea que desayunen los brazucas) y plomo: 2.500 agentes policiales, helicópteros (Fuerte) Apache sobrevolando como moscas a la carne en mal estado, vehículos blindados rompiendo barricadas de neumáticos incendiados, drones de reconocimiento (¡Qué hacés Jorge!) y hasta granadas lanzadas desde el aire irrumpieron en los complejos de favelas de Alemão y Penha (norte de Río), en una ofensiva brutal contra el Comando Vermelho, la facción criminal más poderosa de Brasil (una manga de asesinos hijos de mil puta).

El balance al cierre de la jornada es una puta locura, boludo: 64 muertos (60 presuntos narcotraficantes, 4 policías caídos en combate), 81 detenidos, 42 fusiles de alto calibre (¡eh, alto calibre ameo!) incautados, y más de 200.000 personas afectadas por el caos – comercios cerrados, transporte paralizado, clases suspendidas en 45 escuelas (los pibes chochos, pa lo que aprenden), y 12 líneas de buses desviadas o cortadas.

La operación, la más letal de la historia de Río: Arrancó antes del amanecer con bloqueos vehiculares en autopistas clave (como la Avenida Brasil) y cierre de avenidas estratégicas pa' aislar las favelas. Treinta vehículos blindados, modelo Guarani (¡Si el vino viene, viene la vida!), abrieron paso por callejuelas estrechas obstruidas, mientras dos helicópteros (uno de la Policía Militar, otro de la Fuerza Nacional) iluminaban la zona con reflectores (¡bajá la luz, puto!).

Drones de ataque detectaron movimientos y guiaron el avance, lanzando granadas pa' neutralizar barricadas. El objetivo principal: Edgar Alves de Andrade, alias "Doca" o "Urso" (un turro hijo de puta), jefe regional del Comando Vermelho en Penha, nacido en Paraíba en 1970, con más de 100 causas judiciales por homicidio, tráfico de drogas, tortura y asociación criminal (una joyita..."Mamá, te presento a mi novio"). Doca coordina el narcotráfico en Vila Cruzeiro y Morro do São Simão, y está vinculado a ataques a delegaciones policiales en 2025. Hay una recompensa de 100.000 reales, unos USD 17.500 (baratito el negro) por su captura, pero el tipo se escapó – por ahora.

El gobernador Cláudio Castro, implacable: Esta es la cuarta operación más letal bajo su mandato, las tres anteriores sumaron 150 muertos (Bukele está celoso). Chris Dalby, director del observatorio World of Crime, le dijo a Infobae: "Castro ha sido especialmente implacable contra el Comando Vermelho; Doca es el arquitecto de su expansión violenta hacia otras favelas y estados, en guerra con milicias ultraderechistas formadas por policías y militares". Las milicias, ligadas a la ultraderecha bolsonarista (Bolsonaro botón), controlan barrios con "seguridad privada" pero extorsionan a locales. Incautaciones: Además de los fusiles (AK-47 y AR-15), se secuestraron drones armados usados por el Comando pa' atacar policías (primer caso documentado en Río).

El barrio convertido en zona de guerra: Los habitantes de Alemão y Penha (población combinada de 150.000 personas) vivieron un día de terror (chupate ésta Halloween): ráfagas de tiros continuas, autobuses incendiados como barricadas, y civiles atrapados en el fuego cruzado. Comercios cerrados, transporte ausente (12 líneas desviadas), aulas vacías en 45 centros educativos, y más de 200.000 afectados por interrupción de servicios (agua, luz intermitente). Una residente de Penha contó a Reuters: "Es como un conflicto bélico, no un operativo – los niños no duermen" (¡Dormite de una vez Braian!). La letalidad: 60 de los muertos son presuntos criminales, pero organizaciones como Human Rights Watch (Gente que se rasca los huevos y vive de donaciones de guita lavada) denuncian ejecuciones extrajudiciales: en septiembre 2025, Río aprobó una ley que incentiva disparos a sospechosos con bonos (hasta R$ 5.000 por "neutralización"), lo que HRW califica de "incentivo financiero para matar en lugar de arrestar". Una investigación de HRW de 2009 ya señalaba manipulación de escenas (de alto voltaje) en favelas. Comparación histórica: En mayo 2022, la redada en Vila Cruzeiro (misma zona) dejó 23 muertos y denuncias de civiles inocentes. En 2024, 700 personas murieron en intervenciones policiales en Río – casi 2 por día.

El dilema estatal: La operación continúa (balance final pendiente), pero el debate estalla: ¿combate al crimen o vulneración de derechos en barrios densos? HRW alerta que la impunidad policial es estructural – 95% de casos sin investigación. El futuro: capturar capos como Doca, incautar armas, pero también reconstruir tejido social en favelas abandonadas. Sin eso, el ciclo de violencia es recurrente. El dato clave: Esta es la operación más letal en la historia de Río, superando las de 2010 (Jacarezinho, 19 muertos).

Yo, que vi más balaceras que multas de tránsito, te digo la posta: Río es un polvorín donde el Estado entra con tanques y sale con cuerpos – el Comando Vermelho pierde capos, pero las favelas pagan con vidas inocentes. Castro festeja "avance contra el narcotráfico", pero HRW grita "ejecuciones". La pregunta del millón: ¿Esto reduce el crimen o alimenta el odio en las favelas? ¿Doca cae o el Comando contraataca con drones?

¿Creés que esta ofensiva acaba con el Comando Vermelho o alimenta más violencia? ¿El Estado brasileño es héroe o verdugo en las favelas? ¿Doca cae pronto o Río sigue en llamas? Contame tu análisis, locura, que el bardo carioca no para, y no es el carnaval con trencito de los casamientos.



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